La mejor compañera de viaje es, a veces, la improvisación. El fotógrafo Florian Bachmeier da fe del giro que puede dar un trabajo a medida que se avanza sobre el terreno. Una ruta programada por el este de Europa en busca de imágenes del paisaje de fronteras tenía reservada para él una parada inesperada en Mitrovica, allá por junio de 2009. Tras haber recorrido Rumanía, Albania y Hungría llegó a Mitrovica, en Kosovo, sin conocer bien lo que se iba a encontrar.
Dividida por un río que separa el sector albanés de la comunidad serbia, Mitrovica cuenta con un campamento de refugiados de la etnia Rom (gitanos rumanos) en el norte de la ciudad. Hasta ese lugar, la parte serbia, llegaron centenares de personas que fueron expulsadas por el Ejército de la Liberación de Kosovo durante la guerra de 1999. Atrás dejaron sus casas destruídas en Roma Mahalla, en la región albano-kosovar de Mitrovica, y con ellas todo su pasado. Una vez terminada la contienda, la administración de Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) en lugar de emplear el término “refugiados de guerra” calificó a los Rom como "desplazados internos" (IDPs-Internally Displaced Persons) y decidió que se asentaran en las colinas de las minas de plomo de Trepca. Además de la exclusión social que sufrían, a partir de entonces se vieron obligados a empezar de cero en una tierra contaminada por residuos de metales pesados que afectaban tanto al aire como al agua disponible. Una vida que continúa hoy en el mismo escenario impuesto.
Florian Bachmeier conoció el problema durante su estancia en Mitrovica gracias a multitud de conversaciones con locales y, sobre todo, a través de la ONG Little People of Kosovo. Tras recorrer los rincones de los campos de Ostaroda y Cesmin Lug, habitados por más de 600 personas, decidió recopilar el material recogido para difundirlo a través de una exposición denominada A forgotten promise. En 2011, dos años después de las vivencias que reflejó en sus fotografías, todavía nadie se ha declarado responsable para evitar esa catástrofe humana y él mismo considera que “hay poca esperanza de que cambie la situación a corto o mediano plazo”.
La muestra ha sido expuesta en Alemania en dos ocasiones (ver cartel inferior), Pro Asyl utiliza unas imágenes en su material informativo y también hay alguna pequeña publicación sobre su trabajo. Además, en su empeño por que sus fotografías sirvieran de ayuda a estas personas intentó realizar un pequeño proyecto humanitario, una idea que desafortunadamente no ha podido materializar. “No he tenido mucho éxito recaudando fondos para ayudar a la gente en Mitrovica con las cosas más básicas”, reconoce un tanto desencantado a Objetivo: denuncia. Sin embargo, es consciente del gran valor que supone dar a conocer situaciones de este tipo: “sólo me queda creer que puede ser posible dar un paso más con la fotografía, yo no lo he conseguido, pero al menos doy testimonio de lo que veo, algo es algo”. Y no le falta razón. Rescatar del olvido y difundir historias arrinconadas en el mapa es tarea de los mejores testigos: los activos.
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Florian Bachmeier estudió fotografía en Pamplona y actualmente vive en Münich. Su exposición A forgotten promise está colgada en la librería asociativa Traficantes de Sueños de Madrid y puede verse hasta el 10 de marzo de 2011.
- Más información en el blog: www.aforgottenpromise.blogspot.com
- Para conocer otros proyectos de Florian Bachmeier:
http://florianbachmeier.blogspot.com/
http://www.florianbachmeier.com/
Muy interesante el trabajo fotográfico y la manera en la que llegó a ellos como señalas; "con la improvisación".Es un placer que he conocido y al alcance de pocos. Me alegra saber que la escuela de Iruña da fotógrafos de esta talla. Un saludo Florian y enhorabuena de nuevo a Objetivo Denuncia.
ResponderEliminarCon la de historias que hay en el mundo por descubrir lo que hay que hacer es tener los ojos bien abiertos, escuchar e improvisar sobre la marcha, pero qué te voy a contar que no sepas. Y sobre el lugar de estudios, podía imaginarme tu reacción ;) ¡Gracias por pasar una vez más!
ResponderEliminarDesde aquí también agradezco a Florian que me haya atendido y espero que esta exposición tenga muchos más destinos por delante.